martes, 10 de mayo de 2011

Musica.Los Beatles ¿musica clásica? ¿seguro?



Leo el último número de la buena revista de música clásica Ritmo, donde, entre sus habituales y variadas secciones destaca mensualmente una dedicada a repasar biografía y discografía de un autor. Este mes observo con estupor que el artista clásico elegido es o son: ¡¡¡¡ Los Beatles¡¡¡¡Tengo que decir, antes de continuar, que soy un fan irredento y desde hace muchos años de los cuatro fantásticos de Liverpool, se han ganado y por méritos propios un lugar indiscutible en el universo musical del s.XX, podemos afirmar con riesgo de caer en el tópico pero también en la verdad que, sin ellos, la música hoy en día sería muy diferente, pero eso es una cosa, y otra bien distinta es aceptarlos en la categoría (caprichosa y hasta cierto punto artificial de clásicos ¿no?).
Es cierto que el término clásico es vago, ambiguo y polisémico, cójanse un diccionario y la sarta de términos es tan larga que renuncio a poner por aquí por simple y llana vagancia. Pero si esto es cierto, más cierto aún es que el diccionario (de la RAE, que es el que tengo), es bien concreto a la hora de referirse a clásico en el ámbito musical y es: “de tradición culta”.
Dejando de momento a un lado lo anterior, y siendo más concreto, dentro de los círculos especializados el término clásico en música y desde hace muchos años por convención, se aplica a la música de tradición europea compuesta entre el período que va de la muerte de J.S. Bach y las obras del período medio de L.v.Beethoven, es decir aproximadamente 80 años. Los compositores, estilos y formas utilizadas en este período, los Haydn, Mozart etc, , los estilos galante y de la escuela de Mannheim etc, las sonatas, los cuartetos, las sinfonías etc, etc son clásicas y si este término se aplica a los períodos musicales anteriores y posteriores, es de forma sencilla y llanamente incorrecta, por una convención de uso popular inexacta e insuficiente. Esto engarza con lo anterior, el término clásico es inexacto e insuficiente para referirnos musicalmente a algo, sólo nombra y define un período concreto de la historia de la música, por lo que a la larga, es más correcto, a la hora de referirnos a ella usar el término que usa la RAE y otros muchos: clásica no, culta sí.
Sabemos que las influencias y nombres confesados por Lennon y McCartney a la hora de componer mandan las fuentes cultas a la tercera división: Chuck Berry, Elvis Presley o Eddie Cochran figuran en su panteón musical con mucha mayor razón que Vivaldi, Mozart o Stockhausen por mucha aparición que tenga en la canción “A day in the life” y portada del pedazo de disco que por cierto es Sgt. Peppers y lo que sigue.
Desde hace algún tiempo observo en la música culta cierto complejo de buenismo, ciertos gestos para quizá caer bien a los demás, intentos de quitarse de encima cierta aureola elitista que alguien sin dos dedos de frente le ha colgado, y el intento de la revista Ritmo para mí es uno más de la lista, intentar etiquetar a los Beatles en una categoría que no les corresponde, y a la que, dicho de paso no necesitan pertenecer. Los motivos que pueden llevar a ello van desde, como digo, el complejo absurdo, hasta el intentar ser aceptado en vaya usted a saber que círculo, como en el de “derribar fronteras”, término muy usado por los progres a lo largo y ancho de todo el globo terráqueo.
Mucho más correcto y adecuado sería, en mi opinión, el enseñar a valorar a la gente cada cosa por separado, apreciando sus cualidades propias e individuales y disfrutarlas en sí mismas sin necesidad de mezclar cosas que, a la larga nos llevan a la confusión, a la desinformación y a la ignorancia.
Y estos últimos términos, léase confusión, desinformación e ignorancia, cuando se siembran, y se hace muy a menudo, no se hacen desinteresadamente ni mucho menos. No digo que sea la intención de la revista Ritmo, pero de otros quizá si.