sábado, 30 de abril de 2011

Cine. Los duelistas (The duellists), de Ridley Scott




Ya sé que no es una película de estreno, se hizo allá por los años setenta, concretamente en el año 1977, ni es una de las más conocidas de su autor para el gran público, nada comparable a Blade Runner, o Alien, o más recientemente Gladiator, con ese macho cabrío llamado Russel Crowe chorreando testosterona a mansalva, pero pese a no ser una película comercialmente muy conocida, me atrevo a afirmar sin pudor y con rotundidad, que está entre las dos o tres más logradas de su ya mítico autor inglés.
Es una película que he visto hace bien poco, o mejor dicho, he revisado, tuve oportunidad de verla hará unos 20 años, en el canal de la segunda cadena de TVE, uno de los pocos que ponía buen cine (hablo en pasado porque ahora no tengo tele en casa, no puedo saber si lo siguen haciendo, no porque cualquier tiempo pasado fuera mejor). Y el hecho es que la seguí la pista ansiosamente durante mucho tiempo sin lograr dar con ella, hasta que hará cosa de un par de meses lo pude hacer por fin.
Con gran expectación por mi parte me dispuse a verla de nuevo, y las expectativas no sólo se cumplieron por completo, sino que el enorme placer que supuso para mí el visionar aquella película desató mis emociones hasta casi el arrebato. La belleza visual de la película es proverbial, magnífica, cien por cien artística y poética en grado sumo.
La fotografía, muy cuidada por Scott y sus colaboradores, todos venidos del mundo de la publicidad, los planos magníficamente rodados, las localizaciones en el sur de Francia con paisajes maravillosos y pueblos con gran encanto, las escenas enfocadas y pensadas como bodegones, hacen recordar inmediatamente cuando uno las ve, los cuadros maravillosos de un Vermeer o Rembrandt, y sus escenas de interior, bañadas de luz norteña.
La película narra el desafío que, a lo largo de décadas, enfrenta a dos oficiales franceses del ejército de Napoleón, (interpretados por Keith Carradine y Harvey Keitel) enfrentamientos a espada y pistola, en duelos que nunca parecen decantar un vencedor, y que se prolongan en diferentes encuentros muy distanciados en el tiempo y lugar.
Está basada en un relato del mismo título de Joseph Conrad.
No soy muy partidario de las comparaciones en distintas épocas que muchos acostumbran del tipo: “Si fulanito de tal viviera hoy seria…”, pero el visionar y disfrutar “Los duelistas” y sus maravillosas escenas me han hecho preguntarme si no sería una película que sólo habría podido firmar el mismísimo Vermeer de haber vivido en nuestra época.