sábado, 5 de febrero de 2011

Garcia Lorca, el jazz y los perritos calientes (II parte)

Las referencias musicales explícitas dentro del poema son escasas, concisas y de un ámbito musical muy alejado tanto del jazz como del blues. En total, son cuatro, consulto la edición de la Colección Millenium (100 joyas del milenio), El Mundo año 1999.
_Poema “Ruina”, con una dedicatoria a Regino Sainz de la Maza
_Poema “Pequeño vals vienés”
_Poema “Vals en las ramas”
_Poema “Son cubano”
Estas y no otras son los únicos contenidos musicales hallados en el poema, y ninguno de los tres relacionado ni por asomo con el objeto del concierto programado. Los tres primeros, dedicados a un guitarrista clásico español, y a una música de baile de tradición centroeuropea, el cuarto, a un ritmo de arraigo en las islas, de paso la única música de color negro que aparece en el texto.
Si el contacto con el jazz y el blues en NY influyó tanto a Lorca, tal y como algunos sostienen, ¿por qué no plasmó esas vivencias y esas músicas que presuntamente tanto le marcaron en su obra por excelencia en la ciudad de los rascacielos? Dudo mucho que le marcaran tanto.
Si se quisiera montar un concierto programático sobre la música y Lorca, otras músicas como el flamenco y la clásica tendrían más motivos para ir de la mano del poeta granadino. Consultando diversa bibliografía, en libros sobre Lorca me salen nombres relacionados con él de una u otra manera tales como Oscar Esplá, Bach, Beethoven, Manuel de Falla, Ravel, Stravinsky y Wanda Landowska en la música de tradición culta europea, o Manolo Caracol y el poema de cante jondo hablando de flamenco. Puestos a pedir, podría montarse un concierto dedicado a Lorca y NY con música para guitarra clásica española, con motivo de la asistencia de Lorca al Town Hall neoyorquino para asistir al triunfo en tierras americanas del gran guitarrista clásico español, todo ello, entiendo, con motivos más justificados que el esgrimido por los organizadores del concierto al que me refiero.
Puestos a pedir o a imaginar, podría organizarse una velada gastronómica en la que se degustaran ricos perritos calientes que sin duda fueron probados por nuestro protagonista en su periplo americano, o una velada sobre mantequilla de cacahuete y la segunda república, o sobre las beisboleras y los capotes en hermanamiento multinacional, lo cual sin duda tendería lazos entre continentes, dicho lo cual todo eso no creo tuviera mucha menor razón de ser histórica.
Que haya conexiones e identificaciones entre los negros de NY y los gitanos o, lo que es lo mismo entre Poeta en Nueva York y el Poema del Cante jondo es una cosa y otra muy distinta es intentar colar algo con argumentos traídos con alfileres. Si todo aquello lo marcó tanto debería aparecer en el poema o, cuando menos haber escrito un Poema del canto negro espiritual, cosa que no se produjo.
Y es que mientras que quede bien decir en público que la música que haces o te gusta, le gustaba a gente como Lorca, nos tocará tener que aguantar cada cierto tiempo que alguna gente intente hacernos tragar una píldora o, mejor dicho, una rueda de molino como ésa

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